Cuidados básicos del caballo
Debemos adecuarle un cobertizo o establo limpio donde pueda descansar en un cómodo lecho
Alimentación adecuada, un cómodo cobijo e higiene diaria. Son los tres cuidados básicos que todo caballo debe tener por parte de su cuidador. Si se cumplen esta serie de atenciones mínimas, el equino se convertirá en un animal sano, vital y alegre, que además podrá ser provechoso para otro tipo de menesteres.
El punto de partida inicial lo determina el alojamiento del caballo. El cobertizo o estable donde descanse el equino tiene que ser un lugar seco, seguro y cómodo que lo proteja de la lluvia y la nieve, además del calor y los insectos que le puedan picar. Un espacio en el que pueda sentirse feliz. Ante todo, que esté limpio y desinfectado de parásitos. Además, habrá que proporcionarle al caballo un cómodo lecho en forma de paja mullida, cáñamo o virutas de madera.
La alimentación es un mandamiento fundamental que todo cuidador debe mantener con su caballo. Hay que proporcionarle el alimento adecuado. Al día suele ingerir, de media, unos nueve kilos de comida. Aunque la cantidad varía dependiendo del tamaño del equino. Como tienden a pastar y mordisquear alimento varias veces al día, no hay que darle comida solo dos o tres veces concretas, sino de manera paulatina.
“El cuidador tendrá que proporcionarle, como mínimo, nueve kilos diarios de comida y 30 litros de agua
¿Qué es lo que come el animal? Lo mejor suele ser heno, césped y alfalfa de manera individual o una mezcla de todos ellos. La forma de suministrarle el alimento también es importante. Las redes, sacos, paños y balas de Portoverde permiten al caballo comer de manera pausada, masticando el forraje, para evitar úlceras y cólicos.
Es lo que se denomina slow feeding, una técnica que posibilita compactar el heno que el caballo come para evitar que se desperdicie. El equino tiene acceso en todo momento, de manera práctica y cómoda a su comida. Si el alimento resulta fundamental, no menos imprescindible en su salud es un suministro adecuado de bebida. Hay que darle al caballo agua limpia y fresca a diario. Al menos 30 litros cada jornada. Mucho líquido para abastecerse.
Una limpieza adecuada del caballo es otra obligación que el cuidador tiene que realizar entre sus tareas diarias. No solo por cuestión de salubridad. Asear y acicalar a un caballo posibilita que nuestra relación con él sea más intensa y nos coja confianza y respeto. Podemos usar varios tipos de cepillos, peines, esponjas, limpiacascos, limpiasudores...
“El equino necesita un espacio llano y liso para deambular y ejercitar sus extremidades
Otros cuidados también a tomar como norma de obligado cumplimiento pasan por revisar las patas del equino, pues son unas zonas sensibles propensas a padecer problemas. Deberemos revisar a menudo las pezuñas para eliminar todo elemento invasor que le pueda molestar. Esas mismas pezuñas deberán también ser recortadas cada seis u ocho semanas.
Tan importante como el mantenimiento de las pezuñas es el de los dientes del caballo. El cuidador deberá limárselos para que pueda masticar con normalidad y sin dolor. Y por lo menos una vez al año su estado de salud tiene que ser evaluado por un veterinario. El profesional sanitario además lo vacunará y lo desparasitará.
El caballo necesita tiempo de ocio para ejercitar sus extremidades. El cuidador debe proporcionarle un espacio para deambular y estirar las patas con total comodidad. Un terreno llano y liso donde no existan hoyos ni grandes espacios entre las vallas con los que se pueda lastimar o escaparse. Hay que asegurarse de que el animal tenga acceso también al campo para caminar o realizar ejercicio.
Con estos cuidados básicos, el caballo se sentirá especialmente protegido. Si de alimentación hablamos, debemos recalcar la necesidad de que coma en las mejores condiciones. Gracias a las redes y balas de Portoverde el equino podrá masticar con total calma, teniendo en todo momento acceso al heno como si estuviera pastando en plena naturaleza. Se evita el desperdicio de alimento, y además, comer de esta manera le previene de problemas digestivos, cólicos, úlceras y alergias.